Esta batalla fue iniciada a principios de 1940 por los alemanes, pretendiendo diezmar a la fuerza aérea inglesa (la RAF), para poder en un futuro desembarcar en Gran Bretaña y llevar la guerra a tierra (este desembarco, no realizado, iba a denominarse Operación León Marino) La Luftwaffe se centro en atacar los aviones de la RAF cuando estos se encontraban en los aeródromos, pero los ingleses se esmeraron en ocultarlos lo mejor posible lo cual a veces funcionaba y a veces no.
El bombardeo masivo sobre Inglaterra comenzó el 15 de agosto de 1940 en el cual 1.000 bombarderos y unos 700 cazas realizaron 2119 acciones aquel día.
Heinkel 111 atacado por un Spitfire.
Ese día 40 aviones alemanes fueron
derribados, pero las consecuencias del bombardeo fueron devastadoras
para la RAF. Esta situación continuó durante los días siguientes hasta el 24 de agosto de 1940, día en el cual los aviones alemanes bombardearon el puerto de Londres por error. Este fue el primer ataque a objetivos civiles en Reino Unido desde la Primera Guerra Mundial y Hitler declaró que no se debía bombardear Londres si él no lo ordenaba específicamente.
Bf-109 alemanes.
Spitfires británicos.
Alemania pidió perdón a Inglaterra, ya que no se encontraban en guerra total y se seguían respetando ciertas reglas del honor, pero Churchill utilizó el error para justificar un ataque aéreo sobre Berlín.
Este fue un punto de inflexión ya que este bombardeo sobre la capital germana fue más que nada un golpe de
efecto para subir la moral británica, ya que la RAF no estaba aún en
condiciones de realizar un ataque de gran potencia sobre suelo alemán. Además la fecha fue especialmente escogida para que coincidiera con una entrevista entre el ministro de exteriores alemán, Joachim von Ribbentrop con su homólogo soviético, Viacheslav Mólotov para intentar mostrar a los rusos la debilidad alemana.
A pesar de que los daños sobre la capital alemana fueron mínimos, Churchill consiguió lo que buscaba. Hitler, herido en su orgullo, ordenó
a la Luftwaffe abandonar la estrategia de bombardeos a aeródromos
británicos para concentrarse en las ciudades (en especial en Londres) dando un respiro a la RAF. El bombardeo masivo contra las ciudades britanicas provocó 43.000 muertes, y destruyó más de un
millón de viviendas, pero fracasó en destruir los objetivos estratégicos británicos que pudieran haberla dejado incapacitada para resistir una posible invasión. Ello provocó un desgaste prolongado de la Luftwaffe y cada año los ingleses continuaron produciendo más aviones, por lo que poco a poco la aviación alemana perdió su poder sobre la isla.
Barrio de Londres tras un ataque.
La situación de bombardeos a gran escala continuó sobre Reino Unido hasta Mayo de 1941 cuando la superioridad de la RAF quedó totalmente clara.
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